Antes de comenzar a
tomar decisiones de marketing, será necesario analizar la situación, de
partida, fijar unos objetivos alcanzables aunque a la vez desafiantes y definir
una estrategia de marketing para conseguir las metas que os te has marcado.
Antes de decidir
qué camino vas a seguir para alcanzar los objetivos comerciales marcados, es
aconsejable reflexionar sobre la posición en la que se encuentra tu empresa en
el mercado. Para ello, habrá que emplear esfuerzos en completar nuestro propio
análisis DAFO.
DEBILIDADES
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AMENAZAS
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Puntos
débiles, limitaciones internas de la empresa, que dificultan o impiden la
consecución de los objetivos.
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Fuerzas
externas que dificultan el desarrollo de la estrategia o la consecución de
los objetivos.
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FORTALEZAS
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OPORTUNIDADES
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Puntos
fuertes de la empresa, recursos, talentos… que le permite ganar en
competitividad y aprovechar las oportunidades.
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Representan
factores externos que permiten a la empresa sacar una ventaja competitiva.
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Las Debilidades y
Fortalezas son factores internos
a la empresa como por ejemplo, la organización de los recursos, estrategias,
configuración del producto, distribución elegida, comunicación, etc. En cambio,
las Amenazas y Oportunidades son factores externos a la empresa y pueden
ser la situación económica, social, la estructura del mercado, la posición de
la competencia, etc.
Objetivos
del Marketing: ¿Hacia dónde queremos dirigirnos?
Una vez realizado
el DAFO, con una idea clara del mercado y de las herramientas que se van a utilizar
hay que empezar a plasmar en el Plan de Marketing los objetivos comerciales y
su presupuesto estimado. Los objetivos marcados en el Plan de Marketing deben
ser:
• Adecuados a la
misión, objetivos y valores de la empresa.
• Claros.
• Medibles.
• Alcanzables.
• Deben suponer un
reto.
• Deben ser
consensuados entre todas las personas que trabajarán para lograrlos.
• Deben ser
flexibles ante posibles imprevistos.
Se diferencian, por
una parte, los objetivos cuantitativos que hacen referencia a aquellos objetivos
que pueden ser medidos a través de cifras (ventas, rentabilidad, etc.) y, por
otra parte, los cualitativos difíciles de cuantificar pero de alguna manera mensurables
(imagen de la empresa, grado de satisfacción, fidelización, etc. Que pueden ser
medidos mediante encuestas, entrevistas personales, etc.).
Cuando se fijan los
objetivos de ventas (siempre en términos monetarios), estos objetivos deben ser
detallados al máximo, y no debe decirse únicamente lo que uno piensa vender.
Tienes que indicar las ventas previstas diferenciadas por productos, clientes,
zonas geográficas, etc. de manera que los objetivos se ajusten más a la
realidad y resulten más fáciles de controlar en el futuro.
Del mismo modo,
también tienes que prever el coste de ventas estimadas, atendiendo a los costes
de materiales, transformación, distribución, comisiones, etc. identificando en
qué medida puede afectar alguna variación de los mismos.
En el próximo
artículo continuaremos hablando sobre el Plan de Marketing y veremos qué es el
Marketing Mix y de qué modo nos puede ser de utilidad.
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